La patente común europea sigue adelante pese al rechazo español e italiano
El Consejo de Ministros de la Unión Europea aprueba por mayoría cualificada la creación del sistema.
El Consejo de Ministros de la Unión Europea (UE) ha respaldado hoy, por una votación con mayoría cualificada, la puesta en marcha de un sistema de patentes unificado pese a la oposición de España e Italia, del que ambos Estados miembro podrían quedar excluidos. España e Italia votaron en contra del mecanismo común por considerar que discrimina a sus idiomas, ya que el nuevo sistema únicamente prevé tramitar patentes en inglés, francés y alemán, y ahora solo resta el visto bueno del Parlamento Europeo (PE) para sacarlo adelante.
La patente europea se encuentra bloqueada desde hace 10 años porque su aprobación requiere unanimidad y Madrid y Roma la vetan, por considerar que discrimina al español y al italiano. Para sortear este veto, un total de 12 países (Alemania, Dinamarca, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Francia, Lituania, Luxemburgo, los Países Bajos, Polonia, Suecia y el Reino Unido) solicitaron esta cooperación reforzada. El resto de países también están a favor.
El tema de la patente europea fue incluido en la agenda del Consejo de Ministros de Educación que se celebra hoy en Bruselas. Aparte de la negativa de España e Italia, se abstuvieron Portugal, Irlanda y Holanda, mientras que el resto de Estados respaldó la aplicación de la cooperación reforzada, una vía legal que permite que un grupo de países avance en un ámbito determinado cuando se constata la imposibilidad de alcanzar un acuerdo en un plazo razonable. Italia criticó con dureza la puesta en marcha de este procedimiento, argumentando que el nuevo sistema “genera distorsión en el mercado único” y ha sido aprobado “de forma inquietante y sorprendente”, según dijo el representante italiano en la reunión, Vincenzo Grassi, embajador adjunto de su país ante la UE. “No se trata sólo de patentes, sino de crear discriminaciones contra los Estados miembro, su cultura, su identidad, su lengua y sus ciudadanos”, afirmó Grassi, cuyas palabras fueron refrendadas por el secretario de Estado español de Educación, Mario Bedera.
En su intervención, el representante español se limitó a respaldar los argumentos italianos y a solicitar la retirada del punto sobre la patente de la votación, petición que fue rechazada por la presidencia húngara de turno. Italia señaló que la decisión es “infundada” y que constituye “una falta de respeto entre instituciones”, ya que ha sido tomada sin esperar a que el Tribunal de Justicia de la UE se pronuncie acerca de una consulta sobre el uso de lenguas en la patente.
España ya anunció su intención de llevar el tema ante el Tribunal de Justicia de la UE en caso de que se decida seguir adelante con la aprobación de un sistema común de patentes que discrimine al español o a otros idiomas. El pleno del Parlamento Europeo debatirá esta tarde en Estrasburgo la creación de la patente unificada y mañana decidirá si respalda el procedimiento de cooperación reforzada para sacar adelante dicho sistema.
En la actualidad, la Oficina Europea de Patentes (OEP), un organismo de la intergubernamental Organización Europea de Patentes, formada por 37 países, examina las solicitudes de patentes y se encarga de conceder una patente europea si se cumplen las condiciones pertinentes. No obstante, para que la patente concedida surta efecto en un Estado miembro, el inventor debe solicitar su validación nacional en cada país donde desee que su patente quede protegida. Este procedimiento entraña costes administrativos y de traducción añadidos considerables. Una patente europea validada, por ejemplo, en trece países cuesta hasta 18.000 euros, de los que 10.000 corresponden únicamente a los gastos de traducción, de manera que es 10 veces más cara que una estadounidense, que cuesta unos 1.850 euros. Debido a los costes que esto supone, la mayoría de los inventores solo patentan su invento en un número muy limitado de Estados miembros.
Fuente: El País.com
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